3/19/2014

El mantenimiento de los colores de las estampillas

El objetivo principal que me llevó a escribir y mantener este blog es la divulgación del la filatelia en general, con énfasis en la historia filatélica de Centro América. Y con la publicación periódica de las diferentes entradas, las consultas han sido muchas y es un hecho de que son muchas personas quienes han acumulado, heredado o adquirido colecciones de sellos de familiares, amigos o directamente comprando como inversión en el comercio local o internacional. Más sin embargo es poco el conocimiento general de los sellos postales, por lo que parte importante ahora del blog será ayudar a sus seguidores a conocer más acerca de este bello pasatiempo y de como conocer mejor acerca de sus colecciones.

A continuación les copio literalmente un artículo publicado en el blog de ASOFILPA y que trata de explicar acerca del mantenimiento de los sellos postales, principalmente en lo referente al color de los sellos y las variantes que normalmente encontramos en algunos ejemplares. Espero sea de su utilidad.

Publicado por Alberto Moratti - Blog de ASOFILCA en Enero 16, 2014

Hemos leído en el Notiziario Temático Nº 97, Julio/Septiembre 1990 un artículo de Giovanni Riggi di Numana que creemos puede ser de interés para todos.

El mantenimiento de los colores de las estampillas y de los papeles filatélicos sobre los cuales están a menudo adheridas, es un problema de sensibilidad de los coleccionistas y un problema de investigación para los especialistas de la imprenta, para los productores del papel y para los peritos filatélicos.

Mucho más a menudo de lo que uno se imagina, las preguntas de los lectores en los foros filatélicos se refieren a variedades de color de las estampillas, con respecto a los reseñados en los catálogos, en la esperanza de haber, de repente, enriquecido su colección con una variedad buscada y costosa o haber encontrado una nueva desconocida variación de la normal. Y, mucho más a menudo de lo que podría suponerse, la “variedad” descubierta se debe a manipulación involuntaria de la estampilla o del papel al cual está adherida, si no, hasta de variedades creadas a propósito por el arte de hábiles falsificadores.


En cualquier caso sin embargo, con el paso del tiempo, los colores tienden a modificarse sin que el ojo humano lo note, siguiendo el proceso natural de degradación muy lento y prácticamente  imperceptible.

Hay que notar que, para los coleccionistas, conocer cómo eran en realidad los colores originales en el momento de su emisión es prácticamente imposible, porque normalmente no es factible, después de mucho tiempo, la comparación con un “supuesto” original que también se habría degradado. Hasta donde yo sé, no existen datos de colorimetría (medida de coordenadas de color), subministrados por los entes que emiten los sellos ni de las fábricas de papel para uso postal.

En consecuencia, se acepta la degradación colorimétrica como un mal natural que no se nota, por lo cual se subvalora el problema o se le deja a otros.



Las variedades de color no delictivas son las que nos interesan en este momento (las delictivas las dejamos a los peritos) porque nosotros mismos, sin darnos cuenta, con nuestras habituales operaciones filatélicas, tendemos a acelerar el proceso de degradación de los colores.

Por ejemplo el uso de los protectores que contienen un alto porcentaje de Cloruro de polivinilo mata el brillo del color y lo empobrece sensiblemente: quisiéramos citar unos protectores, de hace unos años que, aún hoy en día, muestran la visión del fantasma coloreado del sello, a pesar de haberlo quitado, por la transmigración de los pigmentos en el plástico transparente. El fenómeno conocido como “sangría de los colores” es debido al muy lento proceso de polimerización del plástico del protector.

Imagen tomada de Filatelia López
El reconocimiento de los protectores que producen a la larga este fenómeno es posible siguiendo las siguientes normas: tómese un cable eléctrico común y pélenlo separando un hilo de por lo menos 5 cm.; agárrenlo por un extremo con dos dedos y calienten el otro con un fósforo de manera que quede bien caliente; arrimen esta extremidad a un pedazo del protector y dejan que se adhiera y después de unos instantes, sepárenla. Vuelvan a poner  la extremidad del alambre que estuvo en contacto con el plástico, en la llama y observen el color de la llama que tiende a modificarse. Una llama de color verde intenso indica una fuerte presencia de Cloruro de polivinilo, el enemigo de nuestros colores, en cambio un color verde claro o azulito indica una buena calidad para la conservación de los sellos.

Una posible causa de variación de los colores de los sellos lavados está ligada al poder oxidante de los comunes productos de limpieza que se agregan al agua, en diferentes porcentajes, para mejorar el aspecto de los sellos. Cuanto más alto es el porcentaje de hipoclorito de sodio y mayor el tiempo de permanencia en la solución de los sellos, tantas más altas las posibilidades de modificar los colores.

Normalmente los colores utilizados en la imprenta de calidad como la de los sellos no son hidrosolubles, pero no fue así siempre en el pasado y, aún en nuestro días, pueden citarse ejemplos de colores, al menos parcialmente, hidrosolubles. Entre ellos, en las emisiones de Italia, recordamos el valor de 650 liras de los Bronces de Pergola y un curiosos de stock de ejemplares del 390 liras de los Castillos que, aun lavados solamente con agua, modifican sensiblemente los colores.

Pero el más sutil e imprevisible enemigo de los colores es la luz en general y la del sol en particular. La exposición de los sellos a la luz solar directa tiende a blanquear en pocas horas los colores por el efecto combinado de los rayos ultravioleta e infrarrojos sobre los pigmentos, que se volatilizan.


Existen colores más débiles como el amarillo y el marrón, en todos sus tonos, que desaparecen más rápidamente mientras otros resisten por más tiempo. El daño es visible, en los colores más débiles del arco iris, en 30 o 40 horas de exposición a la luz del sol y mucho más del doble a la luz artificial. Por lo tanto es muy peligroso dejar a la luz los sellos y las colecciones, porque con el tiempo la degradación de los colores resulta muy acelerada.

En la que se refiere a las cartas, los sobres y documentos postales, existe un proceso de coloración hacia el marrón tanto más acentuado cuanto más ácida es la pasta de papel con la cual fueron fabricados. El papel que más padece el efecto de la luz es el de los periódicos, fuertemente blanqueado en la fábrica, porque fue producido usando todos los posibles residuos de la celulosa.
También en este caso es buen saber que las variedades de color en los papeles filatélicos, debidas a efectos foto químicos son bien detectables por los especialistas.


Por lo tanto, para mantener,  lo más posible, los colores de los sellos y de los objetos postales es necesario controlar los sistemas de conservación, lavar sellos y cartas sin aditivos de blanqueo y observarlos solo por ratos a la luz natural o artificial directa, prefiriendo siempre la indirecta, aunque sea intensa.

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